viernes, 9 de septiembre de 2011

No hay nada más lindo (o escalofriante) que sentir tanta empatía por un personaje de una novela, sentirse tan identificado, sentirse en la piel, entenderlo.
Eso mismo me pasó anoche, leyendo "El caballero inexistente".

Agilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos y de los Otros de Corbentraz y Sura.

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